Escucha con tu boca. Habla con tus oidos.

 

Mi difunto padre, el gran Pedro Lopez Sr. Siempre me decía que los mejores oyentes no escuchan mientras esperan hablar; los mejores escuchan, escuchan una vez más, procesan lo que se ha dicho, y luego hablan.

Ser un buen oyente se me inculcó desde muy joven.

Entonces, ¿cómo te conviertes en un mejor oyente?

1. Piensa en la gente con la que estás, en lugar de en ti mismo.

Tu capacidad de escucharlos- y quiero decir, realmente escucharlos- se amplifica cuando no estás concentrado en algo de tu propia vida. Cuando todos los problemas y el drama de tu propia vida no estan en el primer plano de tu mente, la rapidez con la que escuchas se agudiza. Escuchar te ayuda a definir su momento, no el tuyo.

2. No interrumpas.

Cuando mi hijo tenía problemas de tartamudeo, se me dijo que si le permitía terminar sus oraciones y pensamientos sin interrumpirle, lo ayudaría a sentirse como un ser humano completamente expresivo. Era importante que yo lo escuchara, que oyera qué significaban las cosas para él, y cómo expresaba su visión del mundo en su propia voz.

Escuchando es como se comprende a la gente. Así que habla menos, y escucha más. Sólo escucha. Deja puertas afuera tu ego, tus problemas y deseos de conducir la conversación.

3. Tu no eres tan importante.

Vivimos en la cultura del YO, donde se nos enseña que nuestros propios problemas son los más importantes, y reflejamos este comportamiento en la vida cotidiana al no escuchar a la gente. Incluso los vendedores – no llaman para escucharte, llaman para venderte un producto a toda costa.

Entonces, la próxima vez que salgas con un amigo, o cuando te cruces con un extraño amable... detente, escucha. Quizás ocurrirá algo que nunca esperaste, quizás crecerá en tí un respeto por la gente a la que siempre sentiste hablar, pero nunca escuchaste.

Peter Lopez1 Comment